¿Nos deberíamos preocupar de la Inteligencia Artificial?
Tres elementos son seguros a la hora de hablar de la Inteligencia Artificial. El primero es que sin dudas es la revolución más importante de la tecnología desde que se inventó la informática, el segundo es que va a cambiarlo todo (y sin dudas ya lo está haciendo) y el tercero, es que su evolución es una gran preocupación para las grandes mentes de nuestros tiempos.
No existe una definición concreta para la Inteligencia Artificial, aunque una buena aproximación sería intentar imitar la inteligencia humana a través de la utilización de un robot o un software. Pese a que es un concepto que parece muy moderno, no lo es. De hecho hace 2.300 años Aristóteles ya intentaba convertir en reglas la mecánica del pensamiento humano, y desde los tiempos de Leonardo Da Vinci los sabios han intentado construir máquinas que se comporten como humanos.
Se podría argumentar que el inicio de la Inteligencia Artificial moderna se inició en 1936 gracias a Alan Turing y su enigmática máquina Enigma. Pasando por grandes científicos como Marvin Minsky, con su simulador de redes neuronales, por el ordenador de Deep Blue de IBM que venció en una partida de ajedrez a Gary Kaspárov, el mejor ajedrecista de todos los tiempos; hasta llegar al ordenador de Deep Mind de Google.
Hay una gran diferencia entre un programa informático y uno con Inteligencia Artificial, es que el primero no piensa, hace únicamente lo que se le dice que haga; mientras que el segundo, debe rebuscarselas para obtener resultados.
Volviendo a la interrogante de nuestro artículo, hay una razón por la cual Elon Musk, Bill Gates, Stephen Hawking o Jeff Bezos le temen a la Inteligencia Artificial y es que, un día esta pueda decidir que los humanos ya no seamos necesarios. Aunque parezca una idea descabellada, la capacidad de que las máquinas piensen y razonen por su cuenta podría eventualmente representar un peligro real para la Humanidad.
Uno de los padres de la inteligencia artificial, Marvin Lee Minsky, estaba convencido de que la IA salvaría a la Humanidad. Pero también profetizó en 1970: «Cuando los ordenadores tomen el control, quizá ya no lo podamos volver a recuperar. Sobreviviremos mientras ellos nos toleren. Si tenemos suerte, quizá decidan tenernos como sus mascotas».
Una señal de que, pese a parecer una trama digna de una película de ciencia ficción, la amenaza es tenida muy en cuenta, es OpenAI: una iniciativa que tiene como objetivo crear sistemas de IA que beneficien a la Humanidad y no puedan revelarse contra ella.